MARCEL ROCHAS
Al principio de Rochas estaba el señor Marcel Rochas. «Toda la actualidad es para mí un pretexto para la creación». La mujer, la época, la justa intuición… Todo está ahí. Una mirada abierta a un mundo en plena metamorfosis para acelerar su movimiento. Ésa es la búsqueda obsesiva de quien liberó la moda de sus convenciones a comienzos del siglo XX, para transformarla en una lección de resplandor durante más de 30 años.
Con tan solo 23 años, Marcel Rochas instala su casa de costura en la plaza Beauvau en París, en 1925, antes de mudarse a la calle Matignon en 1931. El diseñador aporta un soplo de juventud a la alta costura. Construye el vestuario de la parisina liberada de la postguerra, creando al mismo tiempo unos perfumes prendados de elegancia y libertad.
Estilo, de lo contrario nada. Lo que cuenta es la apariencia, la famosa «caída casera». El diseñador inventa el corsé, dibuja el vestido de noche Sirène, libera el cuerpo de la mujer con sus abrigos 3/4 y sus hombreras cuadradas, y crea el vestido Oiseau, inspirado en los artistas de su época. Unos clásicos que no pasan de moda, que el diseñador reinventa en cada temporada.
Aún precursor, Marcel Rochas democratiza la moda al proponer precios asequibles para los modelos de alta costura. El éxito es inmediato. Todas se precipitan a la casa de costura de quien adopta como eslogan «elegancia, simplicidad y juventud».
Cuando Marcel Rochas se topa en el metro con su futura esposa y musa Hélène, es amor a primera vista. Una pasión clavada en el cuerpo que le inspira una nueva gramática del cuerpo femenino, sublimada en vez de teatralizada. El perfume Femme será una de sus más bellas declaraciones de amor.
EL ESPÍRITU DE LA FIESTA
EN LA VIDA
La elegancia, el gusto, la fiesta… Después de la Liberación, París vuelve a ser la ciudad de todos los placeres. Hélène y Marcel Rochas asisten a todos los eventos mundanos. La esposa porta los más bellos modelos de su marido, creados a menudo sobre ella misma. La pareja ilumina con su presencia el baile de disfraces La Nuit de Pré-Catelan (1946), en donde Hélène ostenta una extravagante máscara negra de murciélago, el baile de Maurice de Rothschild, inspirado en los personajes de cuentos de hadas (1948) o también el baile de los Pájaros ofrecido por la princesa de Polignac en el Palacio Rosado de Boni de Castellane (1949).
EN LA FIESTA
Para el lanzamiento de Femme (1943), Marcel Rochas organiza en sus salones la exposición «Los Perfumes a través de la Moda 1765-1945» en homenaje al diseñador Paul Poiret. El perfume Moustache (1949) y la primera línea completa de cuidados masculinos tienen también derecho a una fiesta legendaria en la cual los hombres ostentan bigotes y las mujeres lunares falsos, así como una exposición «Retratos de hombres desde el siglo XVI hasta nuestros días». Cuando Hélène Rochas toma la dirección de la marca, continúa con esa tradición de eventos culturales al organizar el baile My Fair Lady en la Gran Cascada del Bosque de Boloña (1965) o el Baile del centenario de Monte-Carlo (1966) a solicitud del príncipe Rainiero III.
LA NATURALEZA SEGÚN ROCHAS
Con Rochas, la naturaleza es sinónimo de jardines a la francesa, de eternas primaveras, de frescura, de inocencia. Jamás secos, estos jardines son siempre regados con el agua de los sueños, el sol de lo imaginario. Los pájaros y las flores de Rochas son regularmente reinterpretados en las creaciones de prêt-à-porter y de perfumes. Forman parte del ADN de la naturaleza de Rochas y se esparcen en una nube multicolor y en un espíritu muy parisino.
El tema del agua, tan apreciado por Hélène Rochas, aún inspira hoy en día la mítica Eau de Rochas y sus declinaciones. La casa Rochas continúa en la actualidad esta odisea de la naturaleza con Girl, el primer perfume vegano de la marca, compuesto al 90% de ingredientes naturales.
REVOLUCIÓN
ARTÍSTICA
Al abrir las puertas de la alta costura al arte, Marcel Rochas es uno de los primeros diseñadores en entablar un verdadero diálogo con los artistas a los que admira. La boutique de inspiración Art deco, situada en el número 12 de la avenida Matignon, exhibía una decoración muy moderna en azul marino, blanco y con grandes espejos. La «robe-oiseau» (1934), largo vestido estrecho negro iluminado con una gigantesca gaviota blanca en el descote, sigue siendo uno de los más bellos homenajes del diseñador a las obras surrealistas de Picasso y Matisse. Los primeros perfumes se convierten en obras de arte. Inventar formas, jugar con las posibilidades del vidrio, imaginar diferentes formas de tapas: los objetos que contienen las esencias deben ser obras de arte.
HÉLÈNE ROCHAS
De musa a empresaria, descubre la fascinante vida de Hélène Rochas.